La Y de la Generación

La Y de la Generación
Ángel Santiesteban | 12/11/2009 18:22
EL ARTICULO NO TIENE NADA QUE VER CON LA IMAGEN QUE LE ACOMPAÑA. ¿Por qué Angel Santiesteban usa esa imagen, si no abordó el mensaje que transmite?–   napoleon03.wordpress.com

CUANDO ME FRACTURARON EL Brazo me negué a escribir sobre lo ocurrido para no prestarme a un show fuera del campo intelectual; ser tema de escándalo jamás ha sido mi propósito. Muchos, hasta yo, para ser totalmente transparente, pusieron en duda que se tratara de un mecanismo represivo; pero los hechos mostraban a las claras que era la única posibilidad. Sentí vergüenza ajena por aquellos que dieron la orden de presionarme a cualquier costo, así revaloraría mi reciente incursión como bloguero, máxime que por esos días cuestioné una gestión del Instituto Cubano del Libro a una Feria en México, por lo que al recibir respuestas públicas de sus funcionarios y acólitos, hice réplicas, un hecho inaceptable, sentaba un precedente peligroso para la férrea disciplina social e intelectual exigida en los cincuenta años del sistema.

Callé. Quise ser “caballeroso” con mis agresores que preocupados y con desespero comenzaron a hurgar en mi vida (de la cual no oculto nada), y las de mis amigos (de las que no debo disponer), y uno de ellos fue detenido por doce horas, sin alimentación, y con el único objetivo de saber datos sobre mi persona: ¿extranjeros visitan su casa?, ¿dónde se conecta a internet?, ¿recibe dinero foráneo?, etc. Finalmente le propusieron a mi amigo que me espiara. Y todo lo hacían respondiendo a una supuesta “investigación”, a petición de altas instancias culturales. La respuesta de la pesquisa fue la esperada: los “asaltantes” no tenían nada que ver con la Maquinaria Estatal. No hay que ser astuto para adivinar que jamás reconocerían el procedimiento violento, ni otros que los demeriten. Imponen que su imagen ante el cielo y el mundo sea impoluta. Pero en Cuba se cultiva la mala memoria. Es conveniente para llegar a “viejo considerado”, y sé de muchos que comenzaron a repetir como papagayos la versión determinada por los “investigadores”.

Hace pocos días los ocupantes de un auto con chapa particular interceptaron a Yoani Sánchez y Orlando Luis Pardo que se dirigían a una Marcha Pacífica, “ironía de la vida”, luego escribiría ella en el post para su blog Generación Y. Se negaron a acompañarlos, exigieron una orden escrita que autorizara la detención. Los hombres llamaron a sus superiores, y recibieron el mandato de violencia extrema. A golpes de artes marciales y llaves de inmovilización, fueron salvajemente introducidos sobre el asiento trasero, entre los gritos de Yoani a los transeúntes de que eran secuestrados por esos desconocidos. Entonces se descubrieron, sacaron el carnet que los identificaba como miembros de la Seguridad del Estado y gritaron que los detenidos eran contrarrevolucionarios. Cuando lograron paralizarlos con una rodilla encajada en el esternón, fueron golpeados por los riñones mientras le gritaban que “ya no iban a joder más”. El viaje se hizo largo, el calor y la falta de aire anunciaba lo peor. Hasta, quizá por una contraorden, los abandonaron en un lugar distante de la ciudad. Esta fue la forma de impedir que no participaran en la Marcha.

Tirados en plena calle, Yoani y Orlando Luis se abrazaron desolados. Ella pensaba cómo explicarle a su hijo que en el país donde nació no existían los más mínimos derechos. ¿Cómo explicarle la golpiza, y nada menos que por instancias oficiales?

Me lacera pensar que en medio de aquel desespero y dolor por los golpes, la pasión de madre superara los contratiempos y pensara en la explicación que le daría a su hijo. También, ese recato femenino de acentuarme en dos ocasiones que en el forcejeo, se avergonzaba de que la saya estuviera fuera de lugar y permitiera ver su ropa interior.

Seguramente que los “ingenuos” que repiten como loros para justificar los desmanes del sistema, ante esta última incursión de violencia, repetirán que el mal funcionamiento de los riñones y hematomas en el rostro de los agredidos, fueron recibidas mientras se transportaban en los escasos y abarrotados ómnibus de la ciudad.

Publicado en: Los hijos que nadie quiso | Actualizado 12/11/2009 18:28
http://www.cubaencuentro.com/angel-santiesteban/blogs/los-hijos-que-nadie-quiso/la-y-de-la-generacion

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