Heraldo

Heraldo

Es posible asumir una obra de arte en su integridad, al confrontarla con el paso del tiempo, entre otros factores. Han pasado varios años desde la primera vez que penetré en el filme dirigido y estelarizado por Kevin Cosner: “The Postman”. Allí se nos habla de un futuro muy próximo a los días que corren, es la debacle apocalíptica, lo que pudiere ocurrir en el mundo tras el desorden total, la guerra civil con todas sus consecuencias en diversas partes del globo, agravadas por el desarrollo tecnológico de las armas. El héroe que encarna Cosner comienza la trama como un sobreviviente más, alguien ajeno al mejoramiento de las cosas, quien vagabundea sin rumbo acompañado de una mula, es una persona con todas las intenciones de sobrevivir desde sí y para sí. El caos está en todas partes, pueblos sumidos en el terror feudal implantado por los capaces de fundarse en ejércitos punitivos en pos de que la civilización no regrese más. El personaje de Cosner se dedica a representar obras teatrales por los pueblos que cruza, la mula lo asiste para dar la nota de humor, y así granjearse ambos el mísero plato de comida que pudieren ofrecerles. Vive oteando el horizonte antes de atravezar sabanas, huyéndole a los conflictos, hasta que al fin es apresado por uno de los ejércitos; es reclutado a la fuerza para comenzar a vivir una pesadilla peor, mientras que su mula desaparece en los estómagos de la soldada.

El caballo vuelve por sus fueros en ese mundo. El panorama sobrecoge, la barbarie está en todas partes, y el liderazgo del más capaz arrastra a los infelices en toda suerte de inmundicias; nuestro personaje logra escapar tras escenas de horror y violencia, y tiene que abrigarse en un auto abandonado, bajo el frío invernal. Allí se encuentra con el cadáver de uno de los heraldos modernos, un simple cartero de la compañía de correos más grande de lo que antes fueran los Estados Unidos de América. El no tiene más remedio que apropiarse de la chaqueta de aquel, tomarse su wisky y paliar la desventura según su espíritu de sobrevivencia personal. No demora en idearse otro modo de enfrentar los días venideros, y se apropia de la identidad del cartero en una época donde cualquier representación de lo que fuera el gobierno federal, no existe; por eso es recibido con recelo por el harapiento alcalde del primer pueblo donde intenta hacer funcionar su nueva identidad. Los pobladores, nostálgicos de los tiempos pasados, coinciden en idealizarlo; proclives a creerle todas sus mentiras acerca de que el gobierno y el orden se estarían restableciendo en el país. Todos anhelantes de leer cartas viejas, todos fascinados ante el mensajero, el heraldo que les trae buenas nuevas, el que trasiega con noticias de esperanzas, el que trae consigo comunicación para que el mundo pudiere rehacerse. Sin percatarse en los primeros momentos, él se ve abocado a convertirse en restaurador del orden, él viene a fungir el papel que en todas las épocas de la historia humana, el heraldo ha representado. Los espectadores podrán convencerse del valor que existe en un comunicador social, quien da sus primeros pasos tan como pudo ocurrir en los tiempos antiguos, rehaciendo el trayecto del precursor del internet en la escala primitiva. No tiene más remedio que seguir en la mascarada, y deviene en alguien comprometido con el dolor y la miseria que se padece. “Stuff is  getting better” repite para dar aliento a los hambrientos de paz. “Las cosas están mejorando” … Y se suceden personajes donde esas semillas hacen mella. Cuando él se da cuenta del crecimiento espiritual que ha ido provocando en su papel de mensajero, ya la confrontación con los ejércitos barbáricos, no se detiene.

Presenciar el filme ayuda a vivir. Ésta es una época en que cada quien vive abocado a replanteos vivenciales, donde se ha de aprehender la vida en sus inacabables axiomas, con la ayuda del arte también.  La obra de Cosner invita a reflexionar acerca de lo que aún es salvable en el mundo exterior y en el interior. El relajo de los políticos con respecto de los impuestos, se acrecienta, es noticia en cualquier parte del planeta. El que cada quien va creyendo menos en su prójimo, cuando tras cada supuesto saludo has de esperar el batacazo, el que cada quien quiere aventajar a su prójimo en el precio de lo que pretende vender, el que tras cualesquiera versos alguien quiera mostrar sus pechos para dar rienda suelta a la satisfacción momentánea, el que algunos defensores de valores no sepan hacer su obra fuera de las iglesias, o que la velocidad de mi auto decida hasta dónde puedo llegar, o que el mundo contemple en calma el crimen que se comete en la isla de Cuba, son realidades que podrían traer consigo ese horror futurístico del filme.

Esta producción demuestra el poder de adaptabilidad que pervive en el ser humano, es creer que los errores pudieran prevenirse.

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Napoleón Lizardo
Napoleon03@gmail.com
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